En este artículo veremos de qué se trata, cuáles son las causas, los síntomas más comunes y cómo se realiza el tratamiento del herpes zóster o culebrilla.
Esta es una enfermedad ocasionada por el VVZ (virus varicela-zóster), el mismo virus que causa la varicela. Afecta aproximadamente al 20% de la población, en especial a los adultos con más de 50 años.
Al contrario, permanece latente en los ganglios nerviosos, pudiendo reactivarse años más tarde y “viajar” a lo largo de los nervios, produciendo así el herpes zóster.
¿Por qué se le llama culebrilla?
Popularmente se le da el nombre de “culebrilla”, debido a las dolorosas erupciones en forma de ampollas que salen en la piel siguiendo el trayecto del nervio que haya sido afectado por el virus.
Los brotes pueden ocurrir en cualquier momento de la vida de una persona, sin embargo, tiende a ser más común en los mayores de 50 años.
Cabe mencionar que en los niños suele ser un proceso benigno, pero en los adultos es una condición debilitante que normalmente causa mucho dolor y puede dejar algunas secuelas graves.
Más adelante veremos más sobre dichas complicaciones.
¿Cuáles son las causas del herpes zóster?
El contagio del VVZ suele ocurrir en la infancia, desarrollando la enfermedad conocida como varicela, que produce erupciones rojas en la piel.
Luego que termina el ciclo, el virus permanece latente en el organismo por muchos años, dentro de los ganglios de los nervios dorsales.
Por motivos que aún no se conocen totalmente, después de un cierto tiempo el VVZ puede ser reactivado, desarrollando el herpes zóster.
No se sabe exactamente qué es lo que reactiva el virus y la razón por la que algunas personas tienen brotes y otras no, pero existe alguna asociación con un sistema inmune debilitado.
Los síntomas de herpes zóster
Los principales síntomas producidos por esta dolorosa enfermedad son los siguientes:
- Hormigueo y dolor muy fuerte en la zona afectada. Suele empeorar con los cambios de temperatura y por la noche.
- Fiebre, dolor de cabeza y malestar general.
- Vesículas muy dolorosas, que acompañan el recorrido del nervio afectado. Aparecen de un solo lado del cuerpo, por lo general en la espalda o en el tórax.
- Las vesículas crecen por 3 a 5 días y luego pueden unirse, formando grandes ampollas.
- En algunos casos puede haber trastornos gastrointestinales.
– Principales características de la enfermedad
La característica más importante es la manera como las lesiones se distribuyen en una franja, que nunca supera la línea media del cuerpo.
En verdad puede afectar a cualquier parte del cuerpo, pero es más común en el tronco y la cara.
Sabiendo un poco acerca de la anatomía de la médula espinal y de los nervios que desde allí salen hacia otras zonas del cuerpo, es muy sencillo entender por qué la enfermedad se comporta de esta manera.
La médula espinal es una parte del sistema nervioso que se encuentra dentro de la columna vertebral. Está conectada al cerebro y se extiende desde la primera vértebra cervical hasta la segunda vértebra lumbar.
Es a lo largo de la médula que los plexos nerviosos periféricos salen hacia todo el cuerpo. Cada vértebra posee un par de nervios y cada uno de los mismos inerva la mitad de una región específica del cuerpo.
Por ejemplo: la zona del ombligo es inervada por el par de nervios que nace a la altura de la 10ª vértebra del tórax (conocida como T10).
Si el VVZ se oculta en los ganglios próximos de la raíz del nervio que nace a la derecha de la T10, al reactivarse el virus hará el camino opuesto, viajando desde allí hacia la zona del ombligo, produciendo erupciones en la franja abdominal a la derecha del mismo.
El proceso suele durar unos 10 días, pero por lo general lleva de 2 a 4 semanas hasta que la piel se recupere totalmente, volviendo a tener su aspecto normal.
¿El herpes zóster es contagioso?
Pese a que no es una enfermedad que se contagia como tal, el virus que la produce (VVZ) sí puede transmitirse.
A diferencia de lo que ocurre con otros tipos de virus del herpes (como los que causan el labial o genital), las lesiones no contagian la misma enfermedad.
No obstante, por medio del contacto directo con las secreciones de las ampollas de una persona enferma, alguien que nunca haya tenido varicela podrá contraer el virus.
Una vez infectada, la persona puede desarrollar varicela, corriendo el riesgo de desarrollar herpes zóster en el futuro, pero nunca inmediatamente.
Cuando una persona nunca ha padecido de varicela o no ha sido vacunada, puede ser contagiada por el VVZ al entrar en contacto con las secreciones de las ampollas de alguien que se encuentre en la fase activa del herpes zóster.
En otras palabras, esta es una enfermedad sin riesgo de contagio para quien ya está inmune, o sea, para quien ya tenga anticuerpos formados por la presencia anterior del VVZ en el organismo.
O sea, sólo podrá contraer herpes zóster quien ya haya tenido varicela. Normalmente eso ocurre durante algún episodio de gran debilidad del sistema inmunitario, a cualquier edad.
Sin embargo, cuando la futura mamá aún no es inmune al virus y se contagia de varicela, en algunos casos puede ocurrir la transmisión del VVZ a su bebé por medio de la placenta.
Como en estos casos la salud del bebé puede ser afectada gravemente, se recomienda que las personas con culebrilla no mantengan ningún tipo de contacto con mujeres embarazadas. Verás otras recomendaciones importantes más adelante.
Debemos destacar que, a partir de la formación de las costras, es decir, cuando el virus ya deja de estar activo, el paciente prácticamente deja de ser propagador del mismo.
Dicho de otra forma, cuando ya no hay más ampollas o llagas, el riesgo de transmisión del virus es muy bajo.
– Recomendaciones importantes para pacientes con herpes zóster activo
Si tienes esta dolencia y aún presentas lesiones abiertas, debes tener algunos cuidados para evitar el contagio a otras personas.
A continuación puedes conocer los principales:
– Mantén el sarpullido cubierto siempre
Este cuidado es fundamental, en especial cuando las ampollas se estén rompiendo.
De esta manera, evitarás que el líquido de las mismas se derrame, algo que facilitaría la propagación del virus a las personas próximas.
– Evita tocarte o rascarte las heridas
Además de producirte daño, esto aumentaría el riesgo de propagar el virus con tus manos.
– Lávate las manos con agua y jabón frecuentemente
Haz esto siempre, pero especialmente antes y después de tocarte las lesiones.
De esta manera, no sólo evitarás la propagación del virus, sino también la infección de tus heridas por bacterias.
– Ten cuidado con tus objetos personales
Separa las toallas y tus objetos personales que hayan tenido contacto con las lesiones y lávalos separadamente.
– Evita el contacto con grupos de riesgo
Como la varicela puede ser muy grave para algunos grupos de personas, debes evitar el contacto físico con las mismas hasta la regresión completa de tus lesiones.
Mientras el VVZ esté activo y no se formen costras, evita a toda costa el contacto con:
- Mujeres embarazadas que aún no sean inmunes al VVZ, es decir, que nunca hayan tenido varicela o que no se hayan vacunado contra la misma.
- Personas con su sistema inmunitario debilitado, tales como las que tienen SIDA, las que estén haciendo sesiones de quimioterapia o las que hayan trasplantado algún órgano recientemente.
- Ancianos o quienes estén tomando medicamentos que reduzcan la inmunidad, pues también tienden a ser muy susceptibles al contagio.
- Bebés prematuros o que hayan nacido con un peso demasiado bajo.
La vacuna contra el herpes zóster
En verdad, la única manera de prevenir esta enfermedad es mediante la vacunación.
La vacuna Zostavax está aprobada para personas de 50 años o más con un sistema inmunológico saludable y se administra como una sola dosis por vía subcutánea.
Dicha vacuna puede disminuir en un 50% las probabilidades de desarrollar un brote en un período de cuatro años.
Tratamiento del herpes zóster
Si ya estás experimentando los signos, hay medicamentos disponibles para ayudar a tratar los síntomas inmediatos y disminuir el tiempo de recuperación.
La medicina occidental aun no ha encontrado la cura, pero algunos medicamentos antivirales pueden mantener el virus bajo control, reduciendo el malestar y evitando complicaciones.
Tan pronto como se haga el diagnóstico, el médico puede indicar el tratamiento con medicamentos antivirales.
Si se inicia inmediatamente, luego de la aparición de los primeros síntomas, hay una menor probabilidad de sufrir complicaciones.
Los tratamientos más comunes recomendados por los médicos incluyen:
- Medicamentos antivirales, para reducir la duración de las lesiones.
- Fármacos para el dolor, que ayudan a disminuir el malestar propio de la enfermedad.
- La prevención de infecciones secundarias de las lesiones.
- Baños fríos o frescos y la aplicación de compresas húmedas en la zona de la lesión, para ayudar a aliviar la comezón y el dolor.
Los medicamentos para el herpes zóster más usados
– Valtrex: puede aliviar los síntomas y reducir el tiempo de recuperación. Si se toma durante los primeros signos, puede limitar la propagación del brote en más de un tercio.
– Famvir: puede reducir el tiempo de recuperación a dos o tres días y aliviar los síntomas. Además, reduce el dolor nervioso severo que a veces se experimenta al aparecer un brote.
– Aciclovir: puede ser utilizado para ayudar a reducir la duración de un brote y proporcionar alivio de los síntomas.
Ayuda médica
Es necesario que obtengas atención médica inmediata siempre que sospeches de esta afección, pero especialmente en las siguientes situaciones:
- Cuando el dolor y la erupción están cerca de un ojo. Si no se trata, la infección puede causar daños permanentes a los ojos.
- Si tienes 60 años o más, lo que aumenta el riesgo de complicaciones.
- En caso que tú o alguien de tu familia tenga un sistema inmune debilitado.
- Si la erupción es generalizada y dolorosa.
Algunas personas tienen síntomas leves de culebrilla y terminan no yendo en busca de tratamiento médico, lo cual puede ser un grave error.
Cuando consultes con tu médico, trata de tener a mano la siguiente información:
- Una descripción detallada de todos tus síntomas.
- Una lista de las enfermedades que hayas tenido.
- Antecedentes familiares de la enfermedad.
- Todos los medicamentos y suplementos que estés tomando.
Remedios naturales para el herpes zóster
Hay algunas soluciones caseras que pueden ayudarte a aliviar los síntomas producidos por la enfermedad. Conoce algunas a continuación.
1- Maicena o harina de avena
Mezcla almidón de maíz (maicena) o harina de avena con un poco de agua hasta que se convierta en una solución líquida.
Lávate con mucho cuidado las erupciones con esta mezcla durante al menos 20 minutos.
Repite el proceso todos los días antes de irte a dormir.
2- Infusión de melisa
Prepara un té de melisa (toronjil) y déjalo que se entibie.
Luego pásatelo en la zona afectada con mucho cuidado.
Repite el procedimiento cuatro veces al día.
Beber la infusión también ayuda a combatir el malestar y la fiebre ocasionados por la enfermedad.
3- Pasta de zanahoria
Pica ½ zanahoria, hiérvela y písala bien hasta que se forme una pasta.
Aplícatela como cataplasma en las erupciones.
4- Miel de abeja
Pásate un poco de miel pura de abeja sobre las zonas afectadas varias veces al día.
5- Infusión de diente de león
Prepara una infusión hecha con hojas de diente de león.
Espera que se entibie y aplícatela en forma de compresas en las erupciones.
Ingerir la infusión también es una forma de combatir los síntomas.
6- Extracto de propóleo
Aplícate 4 gotas de extracto de propóleo sobre las heridas para ayudar a cicatrizarlas más rápido.
Repite el procedimiento al menos 3 veces al día.
Posibles complicaciones y secuelas del herpes zóster
Recuerda que si no es tratada, esta enfermedad puede dar lugar a varias complicaciones graves.
En casos graves, el VVZ puede alojarse en nervios craneales y al reactivarse puede causar lesiones en los párpados, poniendo en riesgo la visión del paciente.
Ya en situaciones menos frecuentes, puede afectar el nervio mandibular, causando lesiones en la lengua, en las amígdalas, en el paladar y en el suelo de la boca.
En casos raros, el virus puede llegar al sistema nervioso central, infectando la médula espinal, con serios riesgos de ocasionar parálisis motora y/o meningitis.
Este es un resumen de las principales secuelas:
- Neuralgia postherpética (NPH). Dicha complicación produce dolor permanente o intermitente, pudiendo ser incapacitante. A veces es acompañada de pérdida de la sensibilidad del nervio que se haya visto afectado.
- Problemas neurológicos, dependiendo de los nervios que estén afectados.
- Infecciones de la piel.
- Herpes oftálmico. Erupción en la frente, las mejillas, la nariz y alrededor del ojo, lo que puede poner en peligro tu visión.
Advertencias y precauciones
Debes conversar con tu médico antes de usar algún medicamento.
Aunque te digan que algo es seguro, podrías ser alérgico(a) a algún componente y sufrir complicaciones.
Aparte de esto, hay fármacos que pueden interactuar con otros.
Fíjate siempre en las contraindicaciones y efectos negativos en el prospecto, así sabrás qué podría sucederte si los usas sin indicación profesional.
Esto es importantísimo en el caso de mujeres embarazadas y ancianos.
Más informaciones que te serán de utilidad
Te recomendamos que veas también las siguientes entradas:
- ¿Cómo es el herpes en la garganta?
- Cómo mejorar el herpes simple
- Los riesgos del herpes oral para las embarazadas
Bien, hemos llegado al final de otro artículo. Esperamos que te haya gustado y que todas estas informaciones sobre las causas, los síntomas y el tratamiento del herpes zóster te sean de mucha utilidad.
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