Algunas personas, especialmente mujeres, no dejan el hábito de fumar porque tienen miedo de aumentar su peso. La pregunta es: ¿qué hay de cierto en que dejar de fumar engorda? ¿Esto es un mito?
La verdad es que el cigarrillo afecta a las hormonas, al sistema nervioso, al sentido del gusto y del olfato, además de la capacidad de digerir y asimilar los nutrientes ingeridos.
Esto es ocasionado fundamentalmente por la nicotina, el componente más adictivo del tabaco, así como también por otros componentes tóxicos que impactan nuestro organismo de forma extremadamente negativa.
Afortunadamente, todos los factores mencionados anteriormente son reversibles, o sea, cuando una persona deja de fumar, poco a poco comienzan a volver a la normalidad.
¿Es cierto que dejar de fumar engorda?
Esto significa que, al dejar de fumar, el organismo acusa una serie de efectos en varios niveles, entre los que pueden destacarse los siguientes:
1- El gusto y el olfato
Sustancias tóxicas del tabaco deterioran la capacidad del gusto y del olfato.
Cuando la persona deja de fumar, estos dos sentidos se recuperan y mejoran gradualmente.
Como consecuencia, la persona comienza a disfrutar más de lo que come y a desear comidas con sabores fuertes, lo que puede hacer que adopte una dieta más calórica.
2- La digestión y la asimilación de nutrientes
El consumo de tabaco a menudo es acompañado de una mayor secreción ácida en el estómago.
Por otro lado, se reduce la secreción de bilis y otras secreciones digestivas, tan necesarias para metabolizar y asimilar los nutrientes de los alimentos.
Además, por lo general la nicotina disminuye los movimientos musculares del estómago y del intestino.
Al dejar de fumar, la secreción de estas sustancias vuelve a normalizarse y mejoran los movimientos estomacales e intestinales, con lo que la digestión y asimilación nutricional se vuelven más eficientes.
3- La termogénesis
La producción de calor (termogénesis) de una persona que fuma es más alta que la de una persona no fumadora. Por lo general la diferencia es de aproximadamente 6%, lo que aumenta su metabolismo basal en unas 200 kcal.
Cuando la persona deja de fumar, su producción de calor vuelve a la normalidad y su metabolismo disminuye, lo que puede hacerla aumentar el peso.
4- Ansiedad y estrés
La nicotina aumenta los niveles de ciertas hormonas como la adrenalina y tiene una acción hiperglucémica.
Esto hace que la persona fumadora pueda recurrir a un cigarrillo cada vez que tiene hambre y logre regular sus niveles de glucemia como si hubiera comido.
Cuando la persona deja de fumar, la ausencia de la nicotina aumenta el estrés y la ansiedad. Ante la falta de otro estímulo del sistema nervioso, el ex fumador calma sus nervios comiendo más de lo que debería, sobre todo alimentos calóricos y poco nutritivos.
A pesar de esto, un estudio recientemente publicado en el British Medical Journal indica que el aumento de peso promedio de los ex fumadores es de 4,7 kg y que esto suele ocurrir sólo en los tres primeros meses después de haber dejado la adicción, al cabo de los cuales el peso tiende a estabilizarse en la mayor parte de los casos.
Esto significa que los beneficios de dejar de fumar compensan con creces el ligero sobrepeso que pueda obtenerse al dejar de fumar, pues ganar 5 kg no es un problema de salud y, además, un no fumador también puede engordar a medida que envejece.
Esperamos que te haya gustado esta entrada sobre por qué dejar de fumar engorda.
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